El camping Faro de Higuer es único y especial. ¿Qué hace ese enorme arco de piedra junto a la piscina? ¿y el restaurante de arriba? Es una gran torre de piedra que parece un castillo. El caserón central, las gruesas murallas, la recepción…
Para saber del origen del camping hablamos con sus responsables.
Empezamos una animada charla en la que dejan claro su interés y emoción por la historia de su camping. Su despacho es, como no podría ser de otra manera, de piedra maciza.
¡Hola! Veamos, ¿qué nos podéis contar de la historia del camping?
Bien, la podríamos dividir en 2 partes. La primera etapa a principios de siglo y otra, muy distinta a principios de los 90.
Sobre esa primera época la principal fuente de información que tenemos la encontramos el libro “Arquitectura y Urbanismo en Hondarribia 1890-1965” de Ana Azpiri Albistegui.
Vamos a leerlo.
Los proyectos de Pedro Muguruza y Francisco Sagarzazu: el cementerio, el
hotel y el Puente Internacional
De los arquitectos con los que contó Sagarzazu, el que mejor sintonizó con él fue Pedro Muguruza muy dado a los grandes proyectos monumentales se ocupó de los tres que a la larga resultarían los más emblemáticos de la época, aunque sólo llegara a construirse uno, el hotel, y parte de otro, el cementerio. En ellos vertió un sentido de la monumentalidad que llegaba a rayar en la megalomanía. Buscando una estética que recuperara la idea del pasado imperial, ensayó en Hondarribia repertorios y conceptos que luego le llevarían a ser uno de los hombres elegidos por Franco para hacer el Valle de los Caídos.
El encargo oficial del cementerio le fue hecho en 1924 en esta ocasión Sagarzazu promovió el proyecto, en contradicción con lo que había sostenido en 1919. Destinado a emplazarse en las proximidades del Faro de Higuer, un paraje espectacular que inspiraría a una personalidad como la de Muguruza, la obra se orientó desde el principio hacia la creación de un gran monumento que, no sólo cubriera las necesidades propias de su destino, sino que además fuera otro de los elementos visitables de la ciudad. Todo el conjunto rezuma ese sentido escurialense tan del gusto de Muguruza. La piedra, los arcos, las columnas y los obeliscos, contribuyen a trazar la sugerencia de eternidad que tanto admiraba de El Escorial. La grandiosidad de los dibujos contrasta vivamente con las dimensiones y la capacidad de la Hondarribia del momento, pero encaja perfectamente con la visión que tanto él como Sagarzazu tenían de lo que debía ser el futuro de la ciudad. Ellos serían los encargados de devolverle el carácter perdido después del siglo XVII. La evocación de la grandeza de la Plaza Fuerte se buscaba en los muros de gruesa cantería y en las composiciones efectistas.Muy probablemente estos fueron los rasgos de la idea que hicieron cambiar de opinión al Alcalde.
Se inició su construcción, pero en el año 1931 se paralizó y se abandonaron las obras. Prácticamente se olvidó su existencia hasta que los muros se empezaron a caer y se buscaron responsabilidades.
La realidad fue cruel con este proyecto y en lo que se construyó se ve la inmensa distancia
entre lo que era posible y lo que fue planeado. Una historia que refleja muy bien lo que pasó con
algunas de las grandes ideas que tuvieron como protagonistas al arquitecto y al Alcalde.
O sea.
¿Que el arquitecto que posteriormente diseñaría el valle de los caídos empezó a construir un cementerio en el Faro pero no un cementerio cualquiera, un cementerio monumental que hubiese servido para atraer visitantes?
Eso es, por eso el camping tiene la muralla, las torres y el arco. Empezaron la construcción pero abandonaron la obras, no está claro por qué. Pensamos que cuando se decidió hacer el Valle de los Caídos no querían que hubiese algo parecido en otro lugar.
Y ¿qué pasó después?
La construcción siguió parada 27 años. Unos años antes la propiedad pasa a Don Diego Mendez, un alumno de Muguruza que junto a él fueron los principales artífices de la construcción del Valle de los Caídos y es en 1958 cuando inauguran el caserón que está en la parte baja del camping. El lugar estuvo habitado durante unos años como lugar de veraneo pero la familia Méndez después de la muerte de Franco ya casi no venían y el lugar volvió al caer en el olvido y la dejadez hasta que en 1978 deciden alquilarlo. En 1980 se abre el camping, aunque tenemos que puntualizar que la forma de abrir y funcionar de un camping en esa época no tiene nada que ver con como se hace ahora y tampoco había tanta cultura de camping.
Fue en 1994 cuando la familia de Diego Méndez vendió la propiedad a los actuales propietarios.
Al principio fue muy duro, nuestra idea estaba clara y el sitio sabíamos que tenía todas las posibilidades, apostamos por ello (En este momento me cuentan entre risas algunas anécdotas muy curiosas de lo que tuvieron que hacer para poner esto en marcha.)
Pero ya ves, aquí estamos en 2013! el camping ya es lo que siempre soñamos, un sitio especial en una ubicación natural impresionante, la gente que viene repite, muchos vienen por recomendaciones y desde luego que es un camping con uno de los mejores escenarios que conocemos.
Sí, yo les doy la razón, el camping debido a su pasado monumental, la situación geográfica, sobre el mar, al final de la ruta transpirenaica, el monte Jaizkibel, el Faro, Hondarribi… Es un sitio sorprendente, fantástico y el trato de la gente que aquí trabaja es excelente. Totalmente recomendable.